DIFTERO VIRUAELA AVIAR O EPITELIOMA
Hace ya bastantes años 25 exactamente, escribí para “PAJAROS”, en su primera, época, cuando estaba dirigida por don Antonio Drove Aza, un artículo que llevaba el mismo título que éste. Fue publicado en el número 11 de dicha revista, correspondiente a finales de 1,960.
En aquel lejano ayer, para mí fue un auténtico descubrimiento que esta enfermedad se encontrase en los canarios, pues mi información era que solamente se había detectado en la gallina, paloma y pavo.
Explicaba en aquel artículo las dos principales manifestaciones de tal enfermedad: la diftérica propiamente dicha que produce gran mortalidad, de evolución rápida, que ocasiona grades dificultades respiratorias en los pájaros afectados: disnea y ahogo, y la forma de viruela o granitos, principalmente en los dedos y patas, pero también posible en los ojos y cabeza. Esta última manifestación es conocida por la mayoría de canaricultores con el nombre de “picada de mosquito”. Y si, es verdad; puede que con toda seguridad el origen sea la picada de mosquito como vector de transmisión, como también puede serlo la picada de piojo, pero, en el fondo, es solamente la enfermedad la que produce los granos.
Esta última manifestación, o sea, la de granos o viruela, no es tan grave, pero si larga de curar y de resolver.
Ambas formas de una de misma enfermedad por la diftérica que se ha trasmitido contagiado a través de los epitelios interiores: lengua, boca, pulmones, y la viruela a través de epitelios exteriores (picaduras), se manifiestan principalmente en otoño, cuando coinciden los siguientes factores:
1. Los pájaros están debilitados por la muda.
2. La humedad ambiente.
3. Temperatura media y primeros fríos.
4. La presencia de mosquitos que transmiten la enfermedad de unos pájaros a otros, o de gallinas y palomas contaminadas.
Otra forma diftérica es la llamada “pepita” o lengua engrosada que impide al pájaro comer granos y que puede llevarlo a la muerte simplemente por desnutrición.
En el artículo que escribí hace veinticinco años, proponía vacunar a los pájaros dos veces al año con virus vivos atenuados de gallina o paloma (ambas son vacunas heterólogas para el canario). La primera vacunación debería realizarse para los reproductores por lo menos tres semanas antes del apareamiento y, a mediados de septiembre, para todos los pájaros del aviario.
La manera correcta de proceder consiste:
a) Prepararse uno mismo la lanceta de vacunación, pues no sirve la común de gallinas y palomas. Consiste en comprar dos agujas de coser a máquina normales, interponiendo entre ellas por la parte superior un mondadientes redondo, ligeramente truncado o cortado, y sujetar dicho palillo y agujas con hilo de coser, de manera que dichas agujas queden separadas aproximadamente 1,5 milímetros, pero paralelas entre sí. Véase la figura núm. 1
b) Preparar la vacuna de virus vivos atenuados, que previamente se habrá comprado de la de vacunar gallinas o palomas en un establecimiento adecuado. Como marca actual diré que empleo la CHIC N- POX de la firma TEGASA (Duphar, Solvay) de Barcelona. Dicha vacuna debe conservarse, si se ha adquirido unos días antes, a una temperatura entre 2º y 8º C, para que su eficacia sea perfecta y controlada, por lo que sugiero que al irla a comprar, se lleve una pequeña nevera portátil, que puede ser perfectamente una cajita de polietileno expandido, mantenida previamente 24 horas en la propia nevera para que esté fría interiormente.
La vacuna se prepara momentos antes de su aplicación, al mezclar un frasquito de suero fisiológico, por adición de éste sobre el que contiene un liofilizado de virus vivos atenuados…
La lanceta, antes de ser utilizada, habrá sido esterilizada por ebullición.
c) Aplicación de la vacuna. Esto se hace en la membrana de ala, donde no hay prácticamente músculo sino sólo piel. Dicha membrana se perfora con la lanceta, previamente mojada en la vacuna preparada. En la figura 2 se muestra la zona (dos puntos negros) del ala extendida donde se debe perforar la membrana.
Se debe procurar no mojar con la vacuna ningún folículo piloso, ni plumas tan siquiera. Una vez terminada la vacunación se deben destruir los restos de vacuna y esterilizar por ebullición la lanceta empleada. Con esto se corta cualquier posible evolución de los virus atenuados a otros muchos más virulentos e incontrolados.