LA RAZA DEL CANARIO DE CANTO Y LOS ENJUICIAMIENTOS
Todos los concursos d Canaricultura, en cualquiera de sus modalidades, tienen como fin primordial la justa calificación de los ejemplares que participan, a lo que debe supeditarse todo. Por lo tanto, es premisa fundamental que las condiciones y medios puestos a disposición del Juez ó Jueces actuantes sean las mejores para el desempeño de su sacrificado cometido. Hay que darles las máximas facilidades y, desde luego, deben eliminarse todas las circunstancias adversas que puedan perjudicar su labor, concediendo al Juez la mayor tranquilidad para que pueda concentrarse.
Por su parte, los criadores concursantes depositan sus ilusiones y esperanzas en la participación deportiva de sus canarios, fruto de una esmerada crianza, selección, preparación y entrenamiento, confiando en la capacidad experiencia del Juez que va a calificar. De un lado tiene el derecho a que sean justa e imparcialmente enjuiciados y, como lógica contrapartida, tienen que poner de su parte todo lo necesario para que exista un imprescindible buen orden y el máximo respeto al Juez.
De antiguo existe una polémica cuestión que parece no haber sido superada a pesar de los muchos años transcurridos: Si los Concursos de los canarios de canto deben efectuarse a “puerta abierta” ó “puerta cerrada”. Antes de entrar a comentar los inconvenientes ó ventajas de cada sistemas, veamos lo establecido en los Reglamentos vigentes en los organismos ornitológicos que marcan la pauta de los Concursos que se celebran en España y en los Mundiales, se decir en la Federación Ornitológica española, (FOE) y en Confederación Ornitológica Mundial (COM). En el Reglamento de la FOE para el Campeonato de España, que es el que establece las normas generales para los Concursos Nacionales y que lógicamente deben seguir las asociaciones en sus respectivos Concursos, se establece: “En el Campeonato de España es obligatorio el empleo de cabinas de enjuiciamiento esto es opcional . Tendrán unas medidas aproximadas de 2,35 m, 1,80 m, y una luz adecuada que, sin deslumbrar al canario, permite al Juez poder apreciar con facilidad qué canario está emitiendo el giro a puntuar. La distancias entre el Juez y los canarios será de 1,50m, a 1,60 m. La temperatura en la cabina de enjuiciamiento será de 20º. Las cabinas dispondrán de una amplia ventana frontal, cerrada con tela mosquitera verde, de forma, que desde el exterior, ser seguido el enjuiciamiento por los aficionados, que deberán permanecer en silencio total y únicamente podrán entrar o salir del recinto en los intervalos de cambio de los pájaros.
De otra parte, y para los Concursos en general, en el Reglamento del Colegio Nacional de Jueces de la FOE, se dice: “El Juez observará puntualmente las condiciones de luminosidad, temperatura, ubicación, jaulas y Comisión Técnica. El Juez se abstendrá de iniciar o proseguir el enjuiciamiento en ambientes no idóneos, tanto cuanto se refiere a condiciones naturales como presiones ambientales. En este supuesto suspenderá el enjuiciamiento y se levantará el Acta oportuna en la que se hará constar con toda clase de detalles las causas que le han impedido actuar. No admitirá ni realizará ningún tipo de comentario, ni mantendrá con ninguna otra persona y que no sean sus compañeros o aspirante designado”.
El Reglamento indica que es la correspondiente Comisión Técnica la que debe fijar el sistema a seguir por el Juez en sus actuaciones y que está facultado para no enjuiciar o suspender las mismas cuando se encuentre en un ambiente inapropiado, como puede ser la presión ambiental que le impida tener la debida concentración (cosa que ocurre con mayor facilidad con la denominada puerta abierta”).
El Reglamento de la Confederación Ornitológica Mundial (COM) para canarios de canto, establece: “Un gran silencio debe reinar en el lugar del enjuiciamiento. Temperatura mínima 20º. A excepción del jurado, ninguna persona puede estar presente en el lugar del enjuiciamiento. Se hará con luz eléctrica”. Desde hace muchísimos años en los Campeonatos Mundiales de la C. O. M. se utilizan cabinas de madera cerradas, que únicamente tienen una puerta para entrar y sacar los pájaros y que durante el enjuiciamiento permanece cerrada. Creo firmemente que este es el modelo a seguir, por tener las mejores condiciones para que el Juez ejerza su misión con la debida tranquilidad y concentración.
En la “puerta abierta”, por hacerse normalmente en una estancia grande, para que asista el público, existen graves hincón vinientes, como son que el sonido y el canto del canario se dispersan y se oyen con menor precisión.
Tendría que haber una disciplina total en los aficionados presentes que comprendiese el guardar silencio, no emitir silbidos, no toser ni carraspear, no fumar, no mover las sillas, no entrar o salir en enjuiciamiento, no dirigir al Juez ningún tipo de pregunta u observación. El Juez tiene que estar concentrado, y en estas circunstancias, casi inmóvil durante largas horas, con el cansancio que ello produce, se siente observado en todo momento y casi no puede permitirse la más minima relajación, como puede ser el cambio de postura, movimiento de papel, rehacer alguna Planilla por haber sufrido un error, movimientos de las manos, etc., sin tener en cuenta que generalmente debe juzgar muchos más lotes ó equipos que los que marca el Reglamento, sacrificándose en ocasiones, para solucionar la papeleta a la Sociedad que ha admitido a Concurso muchos más ejemplares que los que proporcionalmente corresponderían por el número de Jueces que ha solicitado, para ahorrar gastos.
Existe modernamente un sistema de “puerta abierta” que utilizan algunas Sociedades. Montan un cajón de un cristal especial puesto delante del Juez, en cuyo interior se colocan los 4 canarios a enjuiciar, con luz eléctrica dentro del cajón. No puede ver a los aficionados que estén detrás, aunque si los está viendo por los dos costados del cajón y cuando entran y salen. En cambio los aficionados ven oyen, por el cristal especial citado, tanto a los canarios como al Juez actuante.
Dicen los que defienden la “puerta abierta” que es una forma para que los aficionados aprendan, ya que durante el año no tienen a su disposición un Juez que los instruya ó que carecen de un local apropiado para la escucha ó que nadie lleva canarios al local social por las molestias de llevarlos. Hay que tener en cuenta que durante el Concurso es imposible que el aficionado aprenda apenas nada. El Juez no puede dar explicaciones sobre la marcha, ya que por un lado se cortaría el canto de los canarios, y el propio Juez estaría descentrado, sin la debida atención para escuchar el canto: Además el canario suele cantar de forma rápida y es muy difícil comentar las. Notas, por que cuando se dice algo hace un tiempo que la ha emitido y se encuentra cantando otras, a lo que hay que añadir que el problema se aumenta cuando son cuatro los ejemplares que están entregados a su canto.
Por el contrario, en una cabina adecuada o, en su defecto, una pequeña habitación, el sonido está recogido, se pueden apreciar mejor los tonos, volumen, un completo silencio, por lo que el Juez se concentra a su labor sin la menor presión ambiental y puede permitirse en determinados y apropiados momentos relajación, simplemente como las citadas anteriormente, el cambio de postura, mover papeles y comprobar planillas.
Alguna antigua opinión pretendía que fuesen los socios de cada entidad los que previamente decidiesen cómo se va a realizar el concurso. Esto es inaceptable, porque cada entidad lo montaría de forma distinta. Otra opinión que recogí decía que era el Juez el que debía decidir como se haría. También inaceptable ya que el Juez cuando llega a una Sociedad ya le tienen preparado el local, que cada una lo hace de acuerdo con el que puede disponer, por lo que no se les puede culpar de nada. Muchas los organizan en locales públicos que, a veces, no disponen de habitaciones adecuadas, generalmente demasiado grandes (aulas de colegios salas de edificios públicos). Como h asido y soy directivo de diversas entidades o mitológicas, conozco perfectamente esta problemática ática que entraña la consecución del local para la celebración de las competiciones. En los muchos años que llevo actuando como jurado me he visto enjuiciando, en algunas ocasiones, en lugares insólitos y variopintos como el hueco de una escalera, en lavabos, en un pasillo,en una nave llena de trastos, en un aula universitaria, en una cabina telefónica, etc, y esto sin mencionar la incomodidad, los ruidos y el frio reinante. Me consta que muchos de mis compañeros, por no decir todos, han pasado por situaciones anómalas semejantes.
Por vivencias propias o que me han sido relatadas por otros compañeros Jueces, que han tenido las mismas circunstancias, comento diversas incidencias ocurridas que entorpecieron la buena marcha de los Concursos de canto: Entran en la habitación varios aficionados que se colocan junto al Juez, exigiéndole que debe permitir su presencia, porque ellos tienen que aprender, creando una embarazosa situación de nervios, coartando al juez y restándole tranquilidad. En otra ocasión salió un equipo de canarios que cantaron bravamente, de forma continua y sin parar, repitiendo el canto hasta la saciedad, por lo que el Juez estimó tenerlos ya suficientemente escuchados y calificados, cerrando la Planilla. Entonces se escucho la voz del propietario de los pájaros comentando en voz alta que a sus canarios les había dado un minuto menos de tiempo que a los demás. El Juez se molesto y levantándose indico a los aficionados presentes que abandonasen el salón, en una situación tensa y desagradable. A veces hay aficionados que silban a los pájaros para estimularlos y hay que llamarles la atención. Siempre existe un porteador encargado de meter y retirar los lotes, pero a veces aparecieron otras personas que lo hacían, resultando que eran sus propios ejemplares y que alguna vez preguntaron sobre la calidad de los que se acababan de enjuiciar, lo que indicaba quién era su propietario. El Juez no debe conocer, mientras no se termine el Concurso, de quien son los pájaros aunque ya los haya calificado, hubo que dirigirse a los directivos responsables para exponer la anomalía y corregirla, lo que supuso levantarse y paralizar unos minutos el enjuiciamiento.
Para finalizar estos comentarios, reseñar que lo normal es que la mayoría de los concursos se celebran en buenas condiciones y sin problemas, con buen orden y disciplina reveladora de una seria y buena organización, por lo que los casos comentados anteriormente son asilados, excepcionales, pero que lamentablemente se producen cuando menos se lo espera el Juez, colocándole en la tesitura de tener que llamar la atención a algunos aficionados o de dar la queja a los responsables de la organización, produciéndole, a él mismo un malestar, intranquilidad y nervios.
Para finalizar estos comentarios, reseñar que lo normal es que la mayoría de los concursos se celebran en buenas condiciones y sin problemas, con buen orden y disciplina reveladora de una seria y buena organización, por lo que lo que lo que los casos comentados anterior mentes son aislados, excepcionales, pero que lamentablemente se producen cuando menos se lo espera el Juez, colocándole en la tesitura de tener que llamar la atención a algunos aficionados o de dar la queja a los responsables de la organización, produciéndole a él mismo un malestar, intranquilidad y nervios.
¿Quién puede evitar estas situaciones? Pueden ser las respectivas Comisiones Técnicas las que dicten las normas por las que se regirán las actuaciones de sus colegiados en todos los Concursos. Mi particular opinión es que la mejor forma es la C. O. M. en los Campeonatos Mundiales ó, en su defecto, en una pequeña habitación con las debidas condiciones de sonoridad, luminosidad y temperatura.
He escrito estas líneas con espíritu constructivo para comentar unas situaciones que de hecho se producen, sin ningún ánimo de polémica por mi parte, por lo que espero no surja con ningún aficionado, compañero o Sociedad que pueda darse por aludida, sobre las consideraciones expuestas, únicamente guiado por el interés, problemática que entraña la consecución del local para la celebración de las competiciones. En los muchos años que llevo actuando como jurado me he visto enjuiciando, en algunas ocasiones, en lugares insólitos y variopintos como el hueco de una escalera, en lavabos, en un pasillo, en una nave llena de trastos, en un aula universitaria, en una cabina telefónica, etc, y esto sin mencionar la incomodidad, los ruidos y el frio reinante. Me consta que muchos de mis compañeros, por no decir todos, han pasado por situaciones anómalas semejantes.
Por vivencias propias o que me han sido relatadas por otros compañeros Jueces, que han tenido las mismas circunstancias, comento diversas incidencias ocurridas que entorpecieron, la buena marcha de los. Concursos de canto: Entran en la habitación varios aficionados que se colocan junto al Juez, exigiéndole que debe permitir su presencia, porque ellos tienen que aprender, creando una embarazosa situación de nervios, coartando al Juez y restándole tranquilidad. En otra ocasión un equipo de canarios que cantaron bravamente, de forma continua y sin parar, repitiendo el canto hasta la saciedad, por lo que el Juez estimó tenerlos y a suficientemente escuchados la voz del propietario de los pájaros comentando en voz alta que a sus canarios les había dado un minuto menos de tiempo que a los demás. El Juez se molestó y levantándose indicó a los aficionados presentes que abandonasen el salón, en una situación tensa y desagradable. A veces hay aficionados que silban a los pájaros para estimularlos y hay que llamarles la atención. Siempre existe un porteador encargado de meter y retirar los lotes, pero a veces aparecieron otras personas que lo hacían, resultando que eran sus propios ejemplares y que alguna vez preguntaron sobre la calidad de los que se acaban de enjuiciar, lo que indicada quien era su propietario. El Juez no debe conocer, mientras no se termine el Concurso, de quién son los pájaros aunque ya los haya calificado; hubo que dirigirse a los directivos responsables para exponer la anomalía y corregirla, lo que supuso levantarse y paralizar unos minutos el enjuiciamiento.
Para finalizar estos comentarios, reseñar que lo normal es que la mayoría de los concursos se celebran en buenas condiciones y sin problemas, con buen orden y disciplina reveladora de una seria y buena organización, por lo que los casos comentados anteriormente son aislados, excepcionales, pero que lamentablemente se producen cuando menos se lo espera el Juez, colocándole en la tesitura de tener que llamar la atención a algunos aficionados o de dar la queja a los responsables de la organización, produciéndole a él mismo un malestar, intranquilidad y nervios.
¿Quién puede evitar estas situaciones? Pueden ser las respetivas Comisiones Técnicas las que dicten las normas por las que se regirán las actuaciones de sus colegiados en todos los Concursos. Mi particular opinión es que la mejor forma es la “puerta cerrada” en cabina de madera como las que utiliza la C. O. M. en los Campeonatos Mundiales ó, en su defecto, en una pequeña habitación con las debidas condiciones de sonoridad, luminosidad y temperatura.
He escrito estas líneas con espíritu constructivo para comentar unas situaciones que de hecho se producen, sin ningún ánimo de polémica por mi parte, por lo que espero no surja con ningún aficionado, compañero o Sociedad que pueda darse por aludida, sobre las consideraciones expuestas, únicamente guando por el interés de conseguir que las condiciones en que se desarrollan los Concursos de canto sean lo más perfectas posibles, para que se eliminen las circunstancias que propician las anomalías comentadas y que los Jueces tengan las mejores condiciones en las que desarrollar su sacrificada labor, ya que con ello saldrán ganando tanto los jueces como los aficionados, las Sociedades y los ejemplares sometidos al examen de calificación que resultará más justa y fiable, y que se cumpla el fin último y primordial de la canaricultura deportiva que es la justicia y equidad en las competiciones.